Tuesday, October 10, 2017

La division final de la iglesia

I

Hace 500 años ocurrió la reforma protestante, la cual el mundo generalmente interpreta como la división del cristianismo provocada por Martín Lutero. Pero si el mundo no indaga para saber el porque sucedió lo que aún sigue vigente hasta el día de hoy,  continuará en el oscurantismo espiritual bajo el cual muchos han vivido desde el año 313 cuando el imperio romano se apoderó de la iglesia del Señor para hacer del cristianismo otra religión más en un mundo confundido tanto espiritual como moralmente. Lo cierto es que para Lutero y los otros reformadores, las verdades bíblicas no eran otra religión más sino la única realidad espiritual y absoluta; sin duda fue así para todos los que dieron sus vidas como supuestos "herejes" durante años, tanto antes como después de que las famosas 95 tesis de Lutero fueron clavadas sobre la puerta de la catedral de Wittenberg, Alemania.

Hoy en día la creencia de un "rapto o arrebatamiento" de la iglesia antes de los siete años de la gran tribulación apocalíptica es un concepto tan extraordinario que a causado la división del “cuerpo de Cristo.” Y el incordio de muchos supuestos "hermanos en Cristo" ha sido tal que aún se han tomado el denigrante atrevimiento de calificar a los que creemos y enseñamos este tema profético como “herejes y falsos profetas.” Gracias a Dios todavía existe la libertad de expresión y religión por lo cual se puede hablar del tema sin sentirse intimidado o amenazado de muerte. No obstante analizaremos las posibles razones de tanta calumnia por creer en un  rapto pre-tribulación.

Aquella oposición poco hermanable puede ser debido a una de las siguientes tres razones, o quizás más de una. Primeramente el "rapto" es un misterio profético tan extraordinario y difícil de imaginar que causa incredulidad total a todo aquel que le cuesta creer en lo sobrenatural de Dios. Segundo, lamentablemente aquellos que les cuesta vivir una vida recta y agradable delante de Dios, tienen la mala costumbre de juzgar a su prójimo de acuerdo a su propia condición; por lo cual piensan que ninguno es digno de irse en un “rapto” para escapar del juicio apocalíptico. Y tercero, hay quienes tienen un concepto tan alto del hombre y distorsionado de Dios que piensan que eventualmente la humanidad va a reponerse y Dios va a cambiar de parecer y ningún juicio va ocurrir; esta posición es la más peligrosa porque es la forma en que el mundo va ser engañado por el anticristo.

Aunque una de las excusas más insólitas por lo cual algunos dicen no creer en el "rapto o arrebatamiento" es porque la palabra "rapto o arrebatamiento" como tal no aparece en la Biblia. Pues a esto podemos decir, que tampoco aparecen las palabras "trinidad" o "Biblia," pero la escencia y descripción de lo que aquello es, si aparecen muchas veces. La clave fundamental es dejarnos guiar por aquel que inspiró a los profetas y apóstoles a plasmar bajo su dirección divina todas las hermosas verdades espirituales contenidas en los 39 libros que conforman la revelación bíblica, pues aquel guía es... el Espíritu Santo. De aquel mismo habla Jesús en Juan 16:13, refiriéndose al Espíritu Santo que habría de venir cuando el Señor regresará al cielo. 

Indiscutiblemente el Espíritu Santo hace la diferencia en lo que se  entiende y se cree en cuanto a la palabra de Dios. De hecho, los que no tienen una relación personal e íntima con el Espíritu de Dios, van a tener una comprensión muy superficial y básica de las cosas espirituales. Por eso muchos no han podido captar o interpretar correctamente ni siquiera las parábolas de Jesús. Especialmente cuando varias de ellas describen la veracidad del rapto de la novia del cordero, “la iglesia.”. Irónicamente  se puede concluir que el Espíritu Santo ha provocado “la división de la iglesia,” cuando claramente según Efesios 4:3 el Espíritu de Dios provoca es la unidad. Es muy cierto, puesto que se refiere una unidad bajo sus términos, bajo la verdad. Es mas, a través de la historia bíblica encontramos continuas divisiones: Caín y Abel, Abraham y su parentesco, Israel dividido en dos reinos. Pero lo importante de tanta división que se encuentra en la Biblia, es que cuando Dios estaba en el asunto, en realidad era un tipo de seleccionar. Como una separación de trigo y cizaña, ovejas y cabras, fieles e infieles; o mejor dicho, remanente escogido de dentro de los muchos que han sido llamados, pero que no logran oír el sonido de la trompeta de Dios. Según 1ra Tesalonicenses 4:16.

El hecho es que aquella verdad profética que ha provocado la división que hoy día vemos en el cuerpo de Cristo, es en si reseña de la condición espiritual de la “iglesia” de estos últimos tiempos. Y además esta división también es en si, tipología de lo que pronto sucederá cuando Cristo venga por su novia amada, "la iglesia;" es decir, cuando efectivamente tome lugar el tan esperado “rapto o arrebatamiento,” y entonces es cuando ocurre... "la división final de la iglesia." Dios mismo habrá sacado un remanente de dentro del medio de un pueblo que por mera tradición y costumbre se llamaban “creyentes.” Entonces vendrá más caos y más confusión de la que hoy hay sobre la tierra. Seguramente será una gran sorpresa para muchos “creyentes” pero que fueron insensibles a la voz del Espíritu Santo.

Lo primero que deben hacer aquellos “creyentes” que se hallan quedado en la gran tribulación, es buscar las siguientes citas bíblicas para que se pongan al día de lo que ha ocurrido y va seguir ocurriendo. Mateo 25:1-13, Juan 14:1-3, 1ra Corintios 15:50-57, 1ra Tesalonicenses 1:10, 4:13-18 y 5:1-11, 2da Pedro 3:1-18, y Apocalipsis 3:10. Si se indaga sobre aquellas citas bíblicas en su orden cronológico, es obvio darse cuenta que el primero que trae a colación este maravilloso tema de escapar del juicio venidero de una forma sobrenatural, es el mismo Señor Jesucristo. A quien es toda la gloria y toda la honra por los siglos de los siglos. Amen.

"El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento." (2da Pedro 3:9)

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