Lo nuevo normal es lo viejo anormal

Hoy en día existe una nueva moralidad la cual a llegado a ser aceptada como la norma de la sociedad actual. Gracias a los medios modernos de comunicaciones, ya sean a través del entretenimiento como también lo periodístico e informativo, todas las ramas de influencia han jugado un papel muy importante para crear esta nueva norma social. La nueva moralidad a sido promulgada para todos los niveles de la sociedad sin recriminación o restricción alguna; y si la habido ha sido inefectiva, ya que su objetivo destructivo sigue sin retroceder y rumbo a su continuo caos de confusión total. Concretamente en esta era moderna a transcurrido más de cien años de adoctrinamiento de la población en general, incluso con el apoyo de los sistemas educativos controlados por los gobiernos nacionales. Aquello ha sido indudablemente deliberado y con el fin de cautivar las mentes y los corazones de los niños y jóvenes a su más temprana edad, y así poder asegurar su continuo apoyo y contribución al sistema. El hecho es que se ha fomentado un nuevo estándar moral para las nuevas generaciones bajo el lema socio-político titulado “progresismo.” 

 El “progresismo” cuyo fin realmente es contrario a lo que su terminología refleja, ya que aquel vocablo no es más que un título disfrazando algo que es opuesto a lo que la definición de lo que aquel término pretende ser. En realidad todo aquello es tan confuso que aún el tratar de describir o explicar la condición inmoral en que se encuentra la humanidad sería imposible si no hubiera alguna base claramente definida para usar como punto de partida. Gracias a Dios esa base sí existe, y esa es... la palabra de Dios, la Biblia. De hecho, es preciso citar Eclesiastés 1:9 puesto que dice: "¿Qué es lo que fue? Lo mismo será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo se hará; y nada hay nuevo debajo del sol." Si aplicamos esta verdad bíblica al nuevo estándar moral de hoy, lo podemos deducir diciendo lo siguiente: “lo nuevo normal es lo viejo anormal.” O sea, la humanidad no ha descubierto un nuevo punto de vista o nuevo estilo de vida, sino que ha violentado las reglas originales y establecido de nuevo lo que ya se había experimentado. Por lo cual ocurrió el diluvio universal, la destrucción de la Torre de Babel, y la destrucción de Sodoma y Gomorra durante los cuatro primeros milenios después de la creación del hombre. 

Si sinceramente tomamos en cuenta el estándar moral bíblico impartido por el creador y sustentador de todo lo visible e invisible, no tenemos otra opción sino aceptar sus preceptos y condiciones para vivir sobre esta tierra; por lo contrario, entraremos en un proceso de muerte como sociedad, y sobre todo recibiremos el seguro y bien merecido juicio divino. Por eso el Apóstol Pablo trae a memoria en Romanos 1:26-27 esta realidad: “Por esto Dios los entrego a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombre, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en si mismos la retribución debida a su extravió.

En Génesis 1:28 y 2:24 Dios ordena y establece como debe de ser la multiplicación y los principios para la procreación de la humanidad. Es decir: un hombre y una mujer, y como consecuencia, el fruto de esa unión. Todo concepto que cambie o elimine este principio divino se dirige hacia  su propia destrucción. Precisamente ese ha sido el objetivo de Satanás desde que se le manifestó a Eva en el huerto del Edén. El engañador le imparte de lo que él mismo tiene: orgullo y rebeldía en contra de las normas divinas establecidas por Dios. En Juan 10:10, refiriéndose a Satanás, Jesús dijo: "El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia." Y si analizamos lo que está sucediendo en la generación actual, vemos que lo más fundamental y básico establecido por Dios, ha sido atacado y substituido por opciones totalmente contrarias a su voluntad.

Entonces todo principio que sea contrario a los preceptos y condiciones de Dios, es principio de muerte y destrucción; eso es casualmente lo que vemos con el aborto y la confusión de genero, ambos van totalmente opuesto al significado de la palabra “progreso.” Aquello mas bien es un regreso a la desobediencia y rebeldía del plan original de Dios. Ambas cosas van destinadas a la muerte de la procreación. Por lo tanto,  todo principio que sea contrario a la voluntad de Dios no tiene futuro. Quiere decir que las generaciones que han sido adoctrinadas con la aceptación de practicas inmorales antiguas, restablecidas como algo nuevo y normal, pero ajena a la moralidad de Dios; eventualmente va encaminándose hacia su propia auto-destrucción. Sin lugar a dudas solo es cuestión de tiempo y su fin pronto vendrá. “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.”  (Gálatas 6:7)